La mayoría de trabajos en el mundo exigen estar en una oficina, ya sea para elaborar planeamientos, redactar informes, hacer análisis de costos etc. lo que conlleva a pasar varias horas sentado sin hacer ejercicio, esto junto a algunos malos hábitos alimenticios contribuyen a ganar algunas kilos demás en la balanza. Por ello esta semana te comentamos algunos tips para llevar una vida más saludable en el trabajo y no llegar a ser como Dennis Nedry de Jurassic Park.
Muévete un poco en la oficina
En la oficina normalmente estamos sentados la mayor parte del tiempo (8 horas aprox.), por lo que el total de calorías que quemamos es mínimo. Para mantenerte delgado(a) en un trabajo de oficina tendrás que compensar la energía que consumes y la que gastas. Estudios demuestran que moverse constantemente o ir de un sitio a otro es algo que suma y hace la diferencia. Por tal razón, un buen consejo es que cada vez que tengas que decirle algo a tu jefe o algún compañero de trabajo, en lugar de usar el correo electrónico o el teléfono, vayas personalmente a su lugar. Así quemarás más calorías.
Dejar de comer o comer demasiado
El trabajo de oficina se utiliza muchas veces como excusa para dejar de comer o para comer en exceso. En el primer caso se deja de comer porque “no se tiene el tiempo” por tanto trabajo, pero usualmente se comete el error de “comer el doble por la noche” al llegar a casa, lo cual está comprobado que engorda, especialmente cuando no se practica ejercicio alguno.
Si estás comiendo la misma cantidad que ingerías cuando llevabas una vida más activa (antes de trabajar en una oficina), las calorías que consumes no las quemarás como antes y la energía extra tenderá a almacenarse para ser usada posteriormente.
En el segundo de los casos, el mismo estrés de la oficina y de la vida diaria te hacen comer por ansiedad y terminas devorando cualquier cantidad de comida chatarra todo el día
Cuidado con las golosinas y el cafetín
Muchas empresas tienen cafetines donde se venden todo tipo de golosinas, gaseosas y comida al paso. Para resistir la tentación de consumir esta comida chatarra, intenta tener a mano alimentos ricos y sanos como frutas o yogurt. En última instancia, elige aquellas “golosinas más sanas” como galletas light o barras de cereales, por ejemplo.
Ve a caminar en lugar de tomarte un café
Si puedes hacerlo (tienes tiempo) y necesitas recargar energía, te vendrá bien una pequeña caminata de 10 o 15 minutos, ya que te dejará más alerta, ejercitará el corazón y te ayudará a calmarte sin necesidad de recurrir a la cafeína y al azúcar para estar despierto.
No te quedes en la oficina
Después de almorzar no te quedes en la oficina, aprovecha los minutos que te quedan y sal a caminar por los alrededores. Esto te ayudará a quemar calorías y de paso a liberar un poco de estrés.
Hazte la idea de que el ascensor no funciona
Si trabajas en un edificio de varios pisos, procura usar las escaleras lo más que puedas. Diez minutos de subir escaleras queman alrededor de 50 calorías. La próxima vez que debas subirle un informe al jefe o debas bajar a revisar la máquina de fax, usa las escaleras en lugar del ascensor y verás los resultados.
Gimnasia sin abandonar tu silla de trabajo
Si no puedes levantarte del escritorio, quizá puedas ejercitarte unos minutos desde tu silla de trabajo. Existen diversos ejercicios de elongación que puedes realizar y que te ayudarán a cuidar tu espalda durante la jornada laboral.
Ve al trabajo en bicicleta o a pie
De ser posible, deja tu auto en casa o un poco lejos de la oficina y ve en bicicleta o caminando a tu lugar de trabajo. Te sorprenderás de lo vigorizante y/o relajante que puede resultar. Además ahorrarás dinero en combustible y realizarás la cantidad de ejercicio diario recomendado.
Nunca comas en tu escritorio
Si pones un paquete de galletas en tu escritorio, lo más seguro es que te lo termines sin darte cuenta mientras haces tu trabajo. Si tienes hambre mejor tómate unos minutos y cómete un snack saludable con pocas calorías.
El porqué engordas y tus compañeros no
Te mueres de envidia porque tú engordas hasta con el aire que respiras, mientras tus compañeros de trabajo, que siempre andan comiendo golosinas, no suben ni un solo gramo. Puede ser cuestión de genes, hay gente delgada que a pesar de llevar vidas sedentarias no son propensos a la obesidad. También puede ser que no suban tanto de peso porque van al gimnasio todos los días al salir de la oficina y allí queman las calorías consumidas.
Recuerda, éstas son sólo algunas ideas para evitar que el trabajo de oficina te engorde y tenga efectos negativos sobre tu peso y tu salud. Con un poco de creatividad y sentido común, seguro encontrarás muchas maneras más de mantenerte en movimiento, saludable y esbelto(a).
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