Acudir a diario a nuestro centro de trabajo todos los días, a la misma hora para hacer el mismo trabajo de siempre, suena un tanto aburrido. Sin embargo, esto también tiene sus ventajas, unas que resultan evidentes y otras que son más difíciles de ver. En este artículo trataremos de mostrar el por qué a veces, ir a trabajar a una oficina puede ser mucho mejor que quedarse en casa…
Nuestro hogar es una gran fuente de distracciones que tenemos al alcance de la mano. El sillón, la televisión, el refrigerador, o incluso el jardín, pueden distraernos de nuestro trabajo mucho más de lo que nos gustaría. En cambio, cuando estamos en la oficina en teoría solo podemos hacer una cosa: trabajar. Por ello debemos ver el trabajo en la oficina desde un punto de vista distinto:
Personas con las que compartir nuestras ideas
En muchas ocasiones nuestro jefe puede ser una persona incompetente y nuestros compañeros ser envidiosos, burlones o personas sencillamente desagradables. El no tener que lidiar con ellos a diario es desde luego, una de las grandes ventajas de trabajar en nuestra casa pero a la vez, puede ser uno de los grandes inconvenientes. Porque lo normal es que junto a esas personas a las que no podemos ver, haya muchas otras interesantes, brillantes, con ideas propias que pueden ayudarnos a progresar en nuestro trabajo, que nos pueden ayudar a enfocar nuestros problemas desde otro punto de vista, con las que podemos compartir muchas cosas.
Conseguir inspiración
Desde el momento en que subimos al autobús nos tocamos con mucha gente de todo tipo, con anuncios, cosas, colores, formas las cuales pueden ser motivo de inspiración para una gran idea. Imagina que hoy es el día en que inventarás algo realmente innovador. Aparte de hacernos pasar el tiempo rápidamente, nos permitirá ejercitar la mente y quien sabe, podremos inventar algo que cambie el mundo.
Cosas gratis
Al trabajar en una oficina, si la empresa es más o menos razonable, tenemos acceso a un buen número de recursos gratuitos. Empezando por algo tan sencillo como el café, también tenemos acceso a recursos que en nuestra casa cuestan dinero: imprimir, fotocopiar, conexión a Internet, agua mineral, etc. Por otro lado, existe la posibilidad de que nuestra empresa tenga una política de beneficios sociales, lo cual se puede traducir en seguro médico gratuito, coche de empresa, descuentos en viajes o en gimnasios, etc.
No estamos tan atrapados como antes
Hasta hace bien poco, las empresas obligaban a sus empleados a cumplir con un estricto horario laboral y salvo excepciones muy justificadas, no era fácil tener un mínimo margen de flexibilidad horaria. Aunque hoy en día sigue habiendo un horario que cumplir, lo cierto es que cada vez más empresas dejan que sean los empleados los que organicen su tiempo. Además en la oficina contamos con las redes sociales, email, tweets, smartphones y muchas cosas más que nos permiten estar comunicados con los amigos, la familia y los colegas de trabajo.
Algunas oficinas son increíbles
Atrás ha quedado la época de los cubículos, oficinas grises y siniestras que recluían a sus trabajadores (aunque siempre hay excepciones que confirman la regla). La mayoría de las empresas apuestan ahora por espacios diáfanos, que fomentan la colaboración. Son empresas que se preocupan porque sus instalaciones además de ser “productivas”, resulten agradables para sus propios trabajadores porque admitámoslo: un espacio con luz natural, bien decorado, grandes mesas, sillas confortables, etc. anima a trabajar mucho más que el pequeño caos cotidiano que podemos encontrar en nuestro propio hogar.
Cuando salimos de la oficina, ya no tenemos que trabajar
Cuando salimos de trabajar de nuestra oficina, sabemos exactamente cuántas horas hemos trabajado: 8,9, 10. Y una vez habiendo salido de ella podemos hacer muchas cosas interesantes como las que vienen a continuación. Piénselo bien, en la oficina el horario es pre-fijado y una vez cumplido podemos hacer vida social.
Relaciones sociales
Trabajar en casa tiene todas las ventajas, pero también todos los inconveniente de trabajar solos. No tenemos por qué ver ni hablar con nadie en todo el día, lo cual puede ser bueno, pero también puede ser muy malo. Al fin y al cabo, todos somos animales sociales. Nos gusta relacionarnos con los demás, contarnos cosas, intercambiar experiencias… Y sí, también podemos tener una rica vida social si trabajamos desde nuestro hogar, pero tenemos que buscarla, provocarla. Si estamos solteros podemos tentar alguna travesura por ahí…
Tienes algún truco bajo la manga? Coméntalo.
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